HABLAR CON MI DIOS
Una mañana desperté y abrí mi ventana, miré al cielo, vi caer las gotas de lluvia, recordando que en nuestra vida hay momentos muy duros. Momentos de dolor, incertidumbre, miedos o soledad, entonces es cuando estoy pasando por esos momentos, que siento el deseo inmenso, ¡de ir a HABLAR CON MI DIOS Y refugiarme en mi padre ! El, es mi único refugio, para estar, allí en su presencia. Entonces dejo que mis lagrimas limpien mi alma, le cuento todo a Él, ¡porque es mi amado! me refugio en su amor y al contarle a solas las cosas que me han herido o lastimado, siento como lluvia fresca, que mi alma se llena de una paz inmensa y comienzo a ver las cosas tan maravillosas que Él ha hecho por mí, y para mí.
Entonces pienso que ya no debo preocuparme más, pues Él tiene cuidado de mí, dejo de enfocarme en las circunstancias que me rodean y en los problemas actuales, y entiendo que en esos momentos es precisamente en esos momentos cuando Dios estuvo ahí por mí.
¡Cuando hablo a solas con mi Dios es donde siento la necesidad de estar verdaderamente a “a solas con Dios”. Me refugio en ese “rinconcito especial de oración”. En ese espacio , con Él , donde le abro mi corazón y le confió mis más profundos anhelos y proyectos, mis temores y angustias, mi soledad; sin temor a que El me reproche, o castigue o tal vez ser incomprendida. Dios es mi Padre bueno El me entiende; es mi guía ,me reconforta . Recuerdo lo que Él ha hecho por mí!, Ha sido mi ayuda en momentos de aflicción, mi refugio en momentos de soledad, mi paz en tiempos de tormenta, pues cada día con su presencia y su amor, ¡El me recuerda que yo no estoy sola!, que, si no me dejó nunca, ni me abandonó antes, ¡tampoco lo va a hacer ahora!
¡Un abrazo fuerte para ti, Bendiciones!